La distribución y colocación donde se encontraba la cocina anteriormente no aprovechaba en absoluto la potencialidad que este espacio puede tener. La nueva distribución permitió la entrada de luz natural en cada rincón del espacio. Ampliamos la cocina quitando espacio de la terraza, permitiendo que quedará una forma regular. Colocamos como elemento central una mesa de cristal para cuatro comensales dividiendo así la cocina en dos zonas. En una parte encontramos la zona de columnas junto con una persiana para ocultar aquellos utensilios que se quieren tener más a mano y no romper con la estética de los muebles. En la otra parte, situamos la zona de fuegos y la zona del fregadero, un espacio ligero sin mucha ornamentación banal.

El resultado fue una cocina completamente bañada por la luz natural donde predominan la ligereza y amplitud.